lunes, 24 de agosto de 2009

Hemeroteca Virtual Bejarana

En una entrevista en un medio salmantino hace unas semanas, Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, afirmaba, al respecto de la documentación que se está allegando con paciencia al nuevo Centro Documental de la Memoria Histórica, que le preocupaba más la que está en manos privadas que la que está en archivos públicos, porque esta última está segura por estar donde está.
Discrepo razonablemente de mi amigo Rogelio. Según cómo y dónde. Si ponemos el ejemplo de Béjar, que es a donde vamos, diré que la confianza y la seguridad que ofrecen los archivos públicos bejaranos es menor que la de Chechenia. La falta de control, de inventario, de atención y de rigor es ofensiva, por no decir irresponsable y delictiva. En Béjar, en este sentido, las cosas están mucho más seguras y protegidas en manos privadas que en manos públicas.
Así pasa con la prensa histórica. Sé de dos o tres colecciones que están en domicilios particulares, lo que les permite estar a salvo de la incuria, la dejación y el latrocinio. En cambio, la magnífica hemeroteca histórica que conocí años ha en el Archivo Municipal de Béjar ha desaparecido prácticamente. Ha sido saqueada delante de las narices de sus responsables. Quedan tres cabeceras del siglo XIX. No sería difícil saber quién ha sido y bajo la responsabilidad de qué alcalde ha sucedido, pero no es éste el momento y lugar de hacerlo.
El Ministerio de Cultura ha digitalizado una veintena de periódicos bejaranos guardados en la Biblioteca Antigua de la Universidad de Salamanca, que afortunadamente es más fiable y custodia mejor lo que nosotros no sabemos ni poseer ni valorar. Están en el portal "Biblioteca Virtual de Prensa Histórica", http://prensahistorica.mcu.es/es/estaticos/contenido.cmd?pagina=estaticos/presentacion, junto con otros cientos de periódicos españoles.
Mientras en Béjar desaparece y se destruye nuestro patrimonio, otros nos lo guardan y cuidan mejor, cosa que nosotros no sabemos hacer. Es una lección para tanto beharaui que pide y exige que vuelvan a Béjar todo lo que todavía no está de Mateo Hernández, la lápida hebrea del Museo Sefardí de Toledo, los cañones de Víctor Gorzo del Museo del Ejército y el sursum corda. A lo mejor lo piden para henchir el pecho. Eso no nos haría más importantes, sino más imbélices: borrar el nombre de Béjar de la faz de la Tierra. Béjar sólo en Béjar.
Frente a la globalización, viva la autarquía.
Y luego, nos depredamos a nosotros mismos hasta la aniquilación.

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